Nine Marks of a Healthy Church/Conclusion/es

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Revision as of 15:31, 28 March 2008

 

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CONCLUSIÓN

Cuando podamos asumir con certeza, que esos que se encuentran en la iglesia son regenerados, y que esos regenerados están comprometidos con la iglesia, entonces las imágenes de la iglesia del Nuevo Testamento pueden ser vívidamente ilustradas en nuestras congregaciones. Dios en su bondad, nos ha llamado a vivir la vida cristiana juntos, de manera que nuestro amor y cuidado mutuo reflejen el amor y cuidado de Dios. En el mundo las relaciones implican compromiso, con más razón y seguridad deben darse en la iglesia.

En el tercer mandamiento (Exodo 20:7; Deuteronomio 5:11), Dios advirtió a su pueblo a que no tomaran su nombre en vano. Mucho más allá que simplemente la prohibición de una profanación, este mandamiento prohibía que alguien tomara el nombre de Dios en forma vana, vacía, sin propósito o con un propósito errado.

Este mandamiento es para nosotros en la iglesia. Muchas iglesias están enfermas hoy en día. Confundimos ganancias egoístas por crecimiento espiritual. Confundimos una mera emoción por auténtica adoración. Atesoramos aceptación en el mundo en lugar de vivir de una forma que vivamos en oposición con el mundo. No importando el tomar en cuenta los perfiles estadísticos, muchas iglesias hoy en día parecen no tener ningún interés acerca de las marcas bíblicas que debe distinguir a una iglesia vital y en crecimiento.

La salud de la iglesia debería ser del interés de todos los Cristianos, y particularmente a aquellos que han sido llamados a ser líderes en la iglesia. Nuestras iglesias están para mostrar a Dios y su glorioso evangelio, a su creación. Estamos juntos para darle gloria con nuestras vidas. Esta profunda preocupación de mostrarla es nuestra digna responsabilidad y es nuestro tremendo privilegio.


UN MODELO TÍPICO DE PACTO DE UNA IGLESIA SALUDABLE

Habiendo, como hemos creído, sido traídos por su Divina Gracia al arrepentimiento y creencia en el Señor Jesucristo para rendir nuestras vidas a El, y habiendo sido bautizados sobre nuestra profesión de fe, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, confiando en la ayuda de su Gracia; solemne y gozosamente renovamos ahora nuestro pacto el uno con el otro.

Trabajaremos y oraremos por la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.

Caminaremos juntos en amor fraternal, desde el momento que somos miembros de una Iglesia Cristiana; ejercitaremos un cuidado en amor y velaremos el uno por el otro y fielmente nos amonestaremos con súplicas el uno con el otro según la ocasión lo amerite.

No abandonaremos las reuniones de nuestra congregación, ni descuidaremos la oración por nosotros y los demás.

Nos esforzaremos por educar, en tanto puedan estar a nuestro cuidado, en el alimento y amonestación del Señor, siendo un ejemplo de amor y pureza a nuestra familia y amigos para alcanzar su salvación.

Nos gozaremos de la felicidad de los otros, y nos esforzaremos en llevar las cargas y tristezas de los unos con los otros, con gentileza y compasión.

Buscaremos, con la ayuda Divina, vivir con mucho cuidado en el mundo, rechazando las pasiones mundanas y no apegadas a la piedad, y recordando esto, así como fuimos enterrados voluntariamente mediante el bautismo y levantados de nuevo de la tumba simbólica, que existe ahora en nosotros una obligación especial que nos guía a una vida nueva y santa.

Trabajaremos juntos para la continuidad de un ministerio de evangelismo fiel en esta iglesia, así como sostendremos su adoración, sus ordenanzas, disciplinas y doctrinas. Contribuiremos con gozo y regularidad al apoyo del ministerio, al presupuesto de la iglesia, a la ayuda al pobre y a la difusión del Evangelio hasta lo último de la tierra.

Cuando cambiemos de residencia, tan pronto como sea posible nos uniremos a otra iglesia donde podamos llevar a cabo el espíritu de este pacto y los principios de la Palabra de Dios.

Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros. Amén.



Hoy en día, muchos libros en el mercado y predicadores están coincidiendo que casi todo atributo concebible como estilo de adoración, programa de computadora, libro, sistema de sonido, seminario, ministerio, educación, programa, grupo, filosofía, metodología, doctrina, virtud, encuentros espirituales, diseño de parqueos, o dirección organizacional, es la clave para una Iglesia de éxito. ¿Quién está en lo correcto? ¿Cómo se puede saber si una iglesia es saludable? ¿Qué se puede hacer para animar un crecimiento bíblico y sostenible que glorifique a Dios?

“Las raíces de una Reforma genuina comienzan con la renovación de la iglesia local. Mark Dever ha emitido un poderoso y apasionado llamado a las congregaciones a que tomen sus responsabilidades que han pactado, de forma seria, no para un auto-engrandecimiento pero para la gloria de Dios y la salvación de las almas pérdidas para la eternidad. “Nueve Marcas de una Iglesia Saludable” es un “tratado para los tiempos”
muy necesario. Que pueda ser leído y re-leído por pastores, líderes eclesiásticos, y todo el pueblo de Dios que anhela ver en esta generación un despertar del cielo.”
Timothy George, Decano
en la Escuela de Divinidad (Beeson Divinity School), Universidad de Samford

“Si el Cristianismo Evangélico está para re-ganar y luego retener su “salinidad”en el mundo, entonces va a tener que ser una auténtica reforma de la iglesia local. Mark Dever entiende eso y sus “Nueve Marcas” son una prescripción bíblica para esa reforma. ¡Que Dios se complazca en el uso de este libro!
J. Ligon Duncan, PhD
Pastor de la Primera Iglesia Presbiteriana en Jackson, Mississipi.
Profesor Adjunto, Seminario Teológico Reformado
(Reformed Theological Seminary)

Mark Dever es el pastor general de la Iglesia Bautista en Capitol Hill (Capitol Hill Baptist Church) en Washington DC. Estudió en la Universidad de Duke, recibió su Maestría en Divinidades del Seminario Teológico Gordon- Conwell, su Maestría en Teología del Seminario Teológico Bautista del Sur (Southern Baptist Theological Seminary), y su Doctorado en Filosofía de la Universidad de Cambridge. Mark es el encargado general del Ministerio de las Nueve Marcas. Vive en Washington, DC con su esposa Connie y sus dos hijos, Annie y Nathan.

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