Pain: God's Megaphone/es

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-	{{InProcess|user=Jncsanchez99|date=}}<br>	+	{{Info|Dolor: El Megáfono de Dios}} Por sesenta años, generaciones sucesivas han sido beneficiadas por lo que C.S. Lewis escribió en el tema del dolor y sufrimiento. Los beneficios sostenidos, son debido en larga medida al hecho que el trajo al “problema” una solida dosis de realismo cristiano. Esta medicina puede que sea más importante ahora que nunca. Es común ver como predicadores de televisión informan a su audiencia que Dios “no quiere que Ud. se enferme.” Es difícil imaginar algo de tal aseveración que pruebe ser de estimulo para aquellos que estén atados a sillas de ruedas, o en largo plazo de sufrimiento debido a la esclerosis. A lo mejor, estos predicadores están confundidos. La Biblia hace una distinción entre el ahora de nuestro peregrinar terrenal y el después de nuestra casa celestial. El día viene cuando no habrá más muerte ni luto o llorar ni dolor. Pero como cualquier observador honesto de la condición humana admitiera, ese día no ha llegado. Mientras que la mayoría de nosotros probablemente no estamos enfrentándonos a la “rutina desgarradora de la miseria monótona,” como lo diría C. S. Lewis, pocos de nosotros estamos intactos de pruebas de varios tipos.
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		+	Aunque la prueba pueda aparecerse como en disfraz del enemigo, en realidad probara ser un amigo. Santiago, el escritor bíblico, anima a sus lectores a que cuando se enfrenten a pruebas le den la bienvenida como si fueran amigos en vez de resistirla como si fueran intrusos. En vez de correr y escondernos debemos de enfrentarlas con la conciencia de que ellas vienen a probarnos y a mejorarnos. Lewis no discute que el sufrimiento es bueno en si mismo. En vez, el apunta al efecto redentor y satisfactorio del sufrimiento.
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		+	Treinta y dos años de ministerio pastoral me han traído en contacto directo con aquellos que la experiencia del dolor y sufrimiento les ha probado ser de gran misericordia. Me recuerdo de un físico nuclear en nuestra iglesia en Escocia que asistió por deferencia a su esposa y sus tres jóvenes hijas. El escuchaba los sermones con aires de indiferencias cortes; el acepto una copia del libro de John Stott’s Cristianismo Básico pero se mantuvo firme en su caparazón científico. Fue solamente hasta que su cuarto hijo, muriera a los once meses que su megáfono sonara. Reconociendo que su punto de vista era inadecuado para tratar con la tragedia y la perdida, se encontró a si mismo llegando mas allá de su propia oposición para así encontrarse alcanzado en el abrazo del Dios que ahí esta. Por esta terrible necesidad de tribulación Dios conquisto su voluntad rebelde y lo trajo así al lugar de paz.
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		+	Es cierto que Dios usa el sufrimiento para destetar a sus hijos de las fuentes convincentes de la falsa felicidad. El cristiano pueda que esta bien soñoliento en el sol pero no se quedara dormido en el fuego o en la inundación. Cada uno de nosotros debe reconocer que tan fácil es pensar poco de Dios cuando todo esta bien en lo exterior. Pero que cambio ocurre cuando, por ejemplo, la biopsia regresa positiva. Una ráfaga aguda de ansiedad viene destruyendo cualquier ilusión de autosuficiencia. Cuan amable de Dios es levantarnos y traernos al lugar de dependencia.
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		+	Nuestra experiencia del dolor, si satisfecha, creara conciencia de las pruebas que otros acaran y una ternura en nuestras relaciones. Cuando nuestro dolor y decepciones se convierten en la ocasión del suavizar de nuestros corazones, podemos anticipar el privilegio de llevar el padecimiento ajeno. Jesús, el pastor principal, nuestro gran sacerdote, es “conmovido por nuestros padecimiento,” y El nos a dejado un ejemplo que debemos seguir. Nos debiera interesar de gran manera cuando esos entre nosotros que han sido llamados a enseñar y a llevar la cabecera fallan en demostrar gentileza y compasión por el débil y el tembloroso. Aunque yo solamente e sumergido un dedo en el mar del sufrimiento, es aparentemente inmediato que Dios usa las solas horas en el medio de la noche para enseñarnos lecciones que nunca aprendemos en nuestras horas mas saludables e iluminadas. Nos elevamos para confirmar la observación de William Cowper’s que dice “que detrás de la providencia del ceño fundido, Dios esconde una sonrisa.” Yo solamente e comenzado a rayar la superficie de este tema. Debo dejar que el lector considere dos cosas. Primero, considere como el sufrimiento y el dolor demuestran ser los medios de Dios para la disciplina y como es que en esta disciplina encontramos evidencia y sello de nuestra adopción. (Ver Heb.12:5). Segundo, considere el elemento correctivo en la aflicción como referencia por el salmista (Sal. 119:67, 71).
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		+	Lewis nos ayuda a darnos cuenta que cuando el megáfono del dolor suena en nuestras vidas y en las vidas de nuestros amigos no creyentes y vecinos no debemos atrevernos a responder con alguna forma de triunfalismo superficial o descender al abismo del pesimismo. Si esos, los cuales las vidas esta marcadas por tal desesperación, quienes se han dado cuenta dolorosamente de sus pruebas y sufrimientos van a buscar ayuda con los cristianos, no debe ser porque aparentamos vivir vidas libres de pruebas sino porque somos honestos acerca de nuestros sufrimientos y dificultades. No trataremos de tener una respuesta para cada pregunta ya que sabemos que Dios tiene sus secretos (Deut. 29:29). Afirmaremos que aun en el misterio de sus propósitos sabemos de la seguridad de su amor, y trataremos de presentar nuestro Dios a otros, el cual ha entrado en nuestras tristezas y sufrimientos.

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Revision as of 18:27, 31 July 2008

Por sesenta años, generaciones sucesivas han sido beneficiadas por lo que C.S. Lewis escribió en el tema del dolor y sufrimiento. Los beneficios sostenidos, son debido en larga medida al hecho que el trajo al “problema” una solida dosis de realismo cristiano. Esta medicina puede que sea más importante ahora que nunca. Es común ver como predicadores de televisión informan a su audiencia que Dios “no quiere que Ud. se enferme.” Es difícil imaginar algo de tal aseveración que pruebe ser de estimulo para aquellos que estén atados a sillas de ruedas, o en largo plazo de sufrimiento debido a la esclerosis. A lo mejor, estos predicadores están confundidos. La Biblia hace una distinción entre el ahora de nuestro peregrinar terrenal y el después de nuestra casa celestial. El día viene cuando no habrá más muerte ni luto o llorar ni dolor. Pero como cualquier observador honesto de la condición humana admitiera, ese día no ha llegado. Mientras que la mayoría de nosotros probablemente no estamos enfrentándonos a la “rutina desgarradora de la miseria monótona,” como lo diría C. S. Lewis, pocos de nosotros estamos intactos de pruebas de varios tipos.

Aunque la prueba pueda aparecerse como en disfraz del enemigo, en realidad probara ser un amigo. Santiago, el escritor bíblico, anima a sus lectores a que cuando se enfrenten a pruebas le den la bienvenida como si fueran amigos en vez de resistirla como si fueran intrusos. En vez de correr y escondernos debemos de enfrentarlas con la conciencia de que ellas vienen a probarnos y a mejorarnos. Lewis no discute que el sufrimiento es bueno en si mismo. En vez, el apunta al efecto redentor y satisfactorio del sufrimiento.

Treinta y dos años de ministerio pastoral me han traído en contacto directo con aquellos que la experiencia del dolor y sufrimiento les ha probado ser de gran misericordia. Me recuerdo de un físico nuclear en nuestra iglesia en Escocia que asistió por deferencia a su esposa y sus tres jóvenes hijas. El escuchaba los sermones con aires de indiferencias cortes; el acepto una copia del libro de John Stott’s Cristianismo Básico pero se mantuvo firme en su caparazón científico. Fue solamente hasta que su cuarto hijo, muriera a los once meses que su megáfono sonara. Reconociendo que su punto de vista era inadecuado para tratar con la tragedia y la perdida, se encontró a si mismo llegando mas allá de su propia oposición para así encontrarse alcanzado en el abrazo del Dios que ahí esta. Por esta terrible necesidad de tribulación Dios conquisto su voluntad rebelde y lo trajo así al lugar de paz.

Es cierto que Dios usa el sufrimiento para destetar a sus hijos de las fuentes convincentes de la falsa felicidad. El cristiano pueda que esta bien soñoliento en el sol pero no se quedara dormido en el fuego o en la inundación. Cada uno de nosotros debe reconocer que tan fácil es pensar poco de Dios cuando todo esta bien en lo exterior. Pero que cambio ocurre cuando, por ejemplo, la biopsia regresa positiva. Una ráfaga aguda de ansiedad viene destruyendo cualquier ilusión de autosuficiencia. Cuan amable de Dios es levantarnos y traernos al lugar de dependencia.

Nuestra experiencia del dolor, si satisfecha, creara conciencia de las pruebas que otros acaran y una ternura en nuestras relaciones. Cuando nuestro dolor y decepciones se convierten en la ocasión del suavizar de nuestros corazones, podemos anticipar el privilegio de llevar el padecimiento ajeno. Jesús, el pastor principal, nuestro gran sacerdote, es “conmovido por nuestros padecimiento,” y El nos a dejado un ejemplo que debemos seguir. Nos debiera interesar de gran manera cuando esos entre nosotros que han sido llamados a enseñar y a llevar la cabecera fallan en demostrar gentileza y compasión por el débil y el tembloroso. Aunque yo solamente e sumergido un dedo en el mar del sufrimiento, es aparentemente inmediato que Dios usa las solas horas en el medio de la noche para enseñarnos lecciones que nunca aprendemos en nuestras horas mas saludables e iluminadas. Nos elevamos para confirmar la observación de William Cowper’s que dice “que detrás de la providencia del ceño fundido, Dios esconde una sonrisa.” Yo solamente e comenzado a rayar la superficie de este tema. Debo dejar que el lector considere dos cosas. Primero, considere como el sufrimiento y el dolor demuestran ser los medios de Dios para la disciplina y como es que en esta disciplina encontramos evidencia y sello de nuestra adopción. (Ver Heb.12:5). Segundo, considere el elemento correctivo en la aflicción como referencia por el salmista (Sal. 119:67, 71).

Lewis nos ayuda a darnos cuenta que cuando el megáfono del dolor suena en nuestras vidas y en las vidas de nuestros amigos no creyentes y vecinos no debemos atrevernos a responder con alguna forma de triunfalismo superficial o descender al abismo del pesimismo. Si esos, los cuales las vidas esta marcadas por tal desesperación, quienes se han dado cuenta dolorosamente de sus pruebas y sufrimientos van a buscar ayuda con los cristianos, no debe ser porque aparentamos vivir vidas libres de pruebas sino porque somos honestos acerca de nuestros sufrimientos y dificultades. No trataremos de tener una respuesta para cada pregunta ya que sabemos que Dios tiene sus secretos (Deut. 29:29). Afirmaremos que aun en el misterio de sus propósitos sabemos de la seguridad de su amor, y trataremos de presentar nuestro Dios a otros, el cual ha entrado en nuestras tristezas y sufrimientos.