Battling the Unbelief of Anxiety/es
From Gospel Translations
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La Incredulidad como la raíz y esencia de todo pecado
Déjenme establecer una relación entre el texto del Domingo pasado y lo que nos ocupa hoy en relación a la incredulidad por la ansiedad. Hebreos 3:12 dice, "Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo" y el verso 14 dice "Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio."
En otras palabras, la prueba de que has llegado a ser participante de Cristo—de que estás unido a El con fe salvadora—es que mantienes esa confianza firme hasta el fin. La perseverancia en la fe es necesaria para la salvación. Cuando una persona está realmente convertida, su corazón cambia, de tal manera que ahora vive la vida por fe (Gálatas 2:20).
El nuevo nacimiento introduce a la persona en una vida de guerra. Esa guerra se llama "lucha de fe" en 2 Timoteo 4:7; 1 Timoteo 6:12, y en Hebreos 3:12 se la llama la batalla contra la incredulidad. "Tengan cuidado [esta es la vigilancia en la batalla], hermanos, no sea que haya en ustedes un malvado corazón de incredulidad [es el enemigo en la guerra], llevándote lejos del Dios vivo [la advertencia al no tomar la guerra con seriedad]."
En otras palabras, la batalla más importante de nuestra vida es la batalla de creer en el Dios vivo, y no permitir que nuestro corazón se convierta en un malvado corazón de incredulidad. Porque si la incredulidad en el Dios vivo toma el control de nuestra vida, el resultado puede ser un endurecimiento que nos indispone al deseo de arrepentimiento y por tanto nos separa de la gracia de Dios.
Ahora, esto no les sucederá a aquellos que realmente están en Cristo. Aquellos que realmente son nacidos de Dios toman la batalla muy en serio, y se inspiran en el poder de Dios para lucharla, y ganarla con fe perseverante. Esta es la promesa de Dios: "Aquel que te llamó es fiel y El lo hará" (1 Tesalonicenses 5:23).
La Incredulidad como la raíz de la Ansiedad
El texto de hoy ilustra esto con la condición específica de un corazón malvado, es decir, la ansiedad.
Detente por un momento y piensa cómo muchas y diferentes acciones y actitudes pecaminosas vienen de la ansiedad. Estar ansioso por tu situación financiera puede dar lugar a la codicia, avaricia, acaparamiento y robo. La ansiedad por tener éxito en alguna tarea puede volverte irritable, brusco y hosco. La ansiedad por las relaciones interpersonales puede volverte retraído e indiferente y despreocupado por los demás. La ansiedad acerca de cómo alguien reaccionará ante ti puede hacerte encubrir la verdad y mentir. De manera que si la ansiedad pudiera ser conquistada, muchas cosas se podrían vencer.
¿Pero cuál es la raíz de la ansiedad? ¿Y cómo se la puede disciplinar? Para responder a estas preguntas usaremos el texto de Mateo 6. En este texto Jesús dice cuatro veces que no debemos estar ansiosos.
1. Verso 25: "Por tanto os digo, no os afanéis por vuestra vida".
2. Verso 27: "¿Y quien de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?"
3. Verso 31: "No os afanéis pues".
4. Verso 34: "Así que no os afanéis por el día de mañana".
El verso más explicito sobre la raíz de la ansiedad es el verso 30: "Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?” En otras palabras, Jesús dice que la raíz de la ansiedad es la falta de fe en nuestro Padre celestial. Cuando la incredulidad toma el control de nuestros corazones, uno de los resultados es la ansiedad.
De manera que cuando en Hebreos dice, "Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad," lo que quiere decir es esto: " Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón ANSIOSO de incredulidad". La ansiedad es una de las condiciones malvadas del corazón que viene de la incredulidad. Mucha de la ansiedad, dice Jesús, viene de la poca fe.
Dos tipos de Respuestas Perturbadoras a esta Verdad
Ahora se me ocurren dos tipos de respuestas perturbadoras a esta verdad. Déjame decirte cuáles son y luego dar una respuesta bíblica antes de proseguir la batalla contra la incredulidad por ansiedad.
1. "¡Esta no es una Buena Noticia!"
Una de las respuestas sería ¡esta no es una buena noticia! De hecho, es muy desalentador saber que lo que yo pensaba que era una mera lucha contra la predisposición a la ansiedad, es en realidad una lucha mucho más profunda con el hecho de creer o no en Dios.
Mi respuesta a esto es que estoy de acuerdo, pero también en desacuerdo. Suponga que ha estado sintiendo dolores en su estómago y ha estado probando medicinas y dietas de todo tipo en vano. Luego, suponga que su doctor le dice en una visita de rutina que usted tiene cáncer en el intestino delgado. ¿Sería esto una buena noticia? ¡Usted me dirá enfáticamente que no! Y estoy de acuerdo.
Pero déjeme hacer la misma pregunta de otra manera: ¿no se siente bien de que el doctor haya descubierto el cáncer cuando aún se puede tratar, y en realidad el tratamiento puede tener mucho éxito? Usted dirá que si, que está muy contento de que el doctor haya encontrado el verdadero problema. Y yo estoy de acuerdo.
Entonces, la noticia de que tienes cáncer no es una buena noticia porque sea bueno tener cáncer, es buena noticia porque es bueno saber cuál es el problema, especialmente si puede ser tratado exitosamente.
Lo mismo sucede al comprender que el verdadero problema detrás de la ansiedad es la incredulidad en las promesas de Dios. No es una buena noticia porque el cáncer de la incredulidad sea bueno, sino porque es bueno SABER CUAL ES EL VERDADERO PROBLEMA, especialmente porque la incredulidad puede ser tratada con mucho éxito por nuestro gran médico.
Quiero enfatizar el hecho de que encontrar la relación entre nuestra ansiedad y nuestra incredulidad es en realidad una muy buena noticia, porque es la única forma de comenzar la batalla contra la verdadera razón de nuestro pecado y obtener la victoria que Dios puede darnos por medio de la terapia de Su Palabra y de su Espíritu.
2. "¿Cómo puedo estar seguro?"
Hay otra respuesta posible a la verdad de que nuestra ansiedad tiene su raíz en la incredulidad en las promesas de Dios. Es esta: tengo que enfrentar sentimientos de ansiedad casi todos los días; y por ello pienso que mi creencia en Dios debe ser totalmente inadecuada. Me pregunto si puedo tener alguna seguridad de que soy salvo.
No tener fe Versus tener una fe que está siendo atacada
Mi respuesta a esta duda es así: Suponga que está en una carrera de autos y su contrincante, que no quiere que termine la carrera, lanza lodo a su parabrisas. El hecho de que por un momento pierda de vista su meta y comience a dar vueltas sin control, no significa que vaya a abandonar la carrera, y tampoco significa que esté en la pista equivocada. Si así fuera, el enemigo no le molestaría. Lo que significa es que debe encender las plumas y lavar su parabrisas.
El Testimonio de las Escrituras
El salmo 56:3 dice, "En el día que temo, en ti confío". Noten que no dice "Nunca lucho contra el temor". El temor ataca y la batalla comienza. La Biblia no dice que los verdaderos creyentes no tendrán ansiedades. Más bien la Biblia nos dice cómo luchar contra ellas cuando atacan.
Por ejemplo, 1 de Pedro 5:7 dice, "Echando toda vuestra ansiedad sobre El, porque El tiene cuidado de vosotros". NO dice que nunca sentirá ansiedad para echarla sobre Dios. Dice que cuando el lodo ensucie su parabrisas y pierda temporalmente de vista el camino y comience a girar sin control con ansiedad, lo que debe hacer es encender las plumas y lavar el parabrisas.
Para aquel que lucha a diario contra la Ansiedad
De manera que mi respuesta para las personas que deben enfrentar sentimientos de ansiedad todos los días es decirles: eso es más o menos normal. El tema es cómo los va a enfrentar.
Y la respuesta a esto es: enfrenta la ansiedad luchando contra la incredulidad. Y lucha contra la incredulidad meditando en la Palabra de Dios y pidiéndole ayuda al Espíritu Santo. Las plumas de su auto son las promesas de Dios que limpian el lodo de la incredulidad, y el agua de las plumas es la ayuda del Espíritu Santo.
Sin el trabajo suavizante del Espíritu Santo las plumas de la Palabra solo raspan el vidrio con los terrones de la incredulidad. Ambos son necesarios—el Espíritu y la Palabra. Leemos las promesas de Dios y oramos para recibir la ayuda de su Espíritu. Y así como el parabrisas se limpia para que podamos ver los planes de bienestar que Dios tiene para nosotros (Jeremías 29:11), nuestra fe se fortalece y los giros de la ansiedad se deshacen.
Cómo superar la Ansiedad Luchando contra la Incredulidad
Voy a terminar usando algunas ilustraciones de cómo la lucha contra la incredulidad vence a la ansiedad.
Las Pautas de Jesús y Pablo
En este texto tenemos la ilustración de la ansiedad por qué comeremos y qué vestiremos. Incluso en los Estados Unidos, con su extenso sistema de bienestar social, la ansiedad por las finanzas y la vivienda puede ser muy intensa. Pero Jesús dice en el verso 30 que esto se debe a la incredulidad: "Hombres de poca fe". Y por eso, este párrafo contiene al menos media docena de promesas para luchar contra esa incredulidad.
Por ejemplo al final del verso 32 dice, "Su Padre que está en los cielos sabe que necesitan todas estas cosas. Pero busquen primeramente el Reino de los Cielos y su justicia y todo lo demás vendrá por añadidura". Esa es una promesa espectacular. En todo lo que hagas en casa y en el trabajo, pon en primer lugar los propósitos de Dios, y El proveerá todo lo que necesitas para vivir para su gloria. Cree en esta promesa, y la ansiedad financiera se evaporará bajo el calor del cuidado de Dios.
Pablo aplicó la promesa de la ansiedad en Filipenses de esta manera. En 4:6 dice, como dijo Jesús, "No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias”. Y luego en 4:19 da la promesa como Jesús, "Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús".
Ansiedades que Podemos Enfrentar
Entonces hoy seguimos el modelo de Jesús y de Pablo. Luchamos contra la incredulidad de la ansiedad con las promesas de Dios.
• Cuando me siento ansioso sobre alguna nueva empresa arriesgada o reunión, lucho contra la incredulidad con esta promesa: "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia." (Isaías 41:10).
• Cuando me siento ansioso de que mi ministerio sea inútil y vacío, lucho contra la incredulidad con esta promesa: "así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié" (Isaías 55:11).
• Cuando me siento ansioso porque pienso que soy muy débil para realizar mi trabajo, batallo contra la incredulidad con la promesa de Cristo, "Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad" (2 Corintios 12:9), y "como tus días serán tus fuerzas. " (Deuteronomio 33:25).
• Cuando me siento ansioso sobre decisiones que debo tomar acerca de mi futuro, batallo la incredulidad con la promesa "Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos" (salmo 32:8).
• Cuando me siento ansioso porque debo enfrentar a mis oponentes, lucho contra la incredulidad con la promesa, "Si Dios está conmigo, ¡quién contra mi!" (Romanos 8:31).
• Cuando me siento ansioso porque estoy enfermo, lucho contra la incredulidad con la promesa "sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza" (Romanos 5:3–5).
• Cuando me siento ansioso de envejecer, lucho contra la incredulidad con la promesa, "Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo; yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré” (Isaías 46:4).
• Cuando me siento ansioso sobre la muerte, lucho la incredulidad con la promesa "Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven." (Romanos 14:8–10).
• Cuando me siento ansioso de que pueda perder mi fe y alejarme de Dios, batallo la incredulidad con la promesa, "El que comenzó la buena obra en vosotros la perfeccionará hasta el día de Jesucristo" (Filipenses 1:6). “Fiel es el que os llama, el cual también lo hará" (1 Tesalonicenses 5:24), "por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos" (Hebreos 7:25).
Y ayer cuando Rob y Gail se casaron, escribieron las promesas de Dios en el álbum de su boda. Con ellas han luchado y lucharán contra la ansiedad de lo que vendrá en su matrimonio: "Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides" (Deuteronomio 31:8).
De manera que le exhorto para que en su lucha, tome el libro de Dios, pida ayuda al Espíritu Santo, lleve las promesas en su corazón y siga luchando. Y recuerde la promesa de Proverbios 21:31, "El caballo se alista para el día de la batalla; Mas Jehová es el que da la victoria."