Marriage: A Matrix of Christian Hedonism/es

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Efesios 5:21-33
21)Sometiéndoos unos a otros en el temor de Cristo. 22) Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos, como al Señor. 23) Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, siendo Él mismo el Salvador del cuerpo.24) Pero así, como a iglesia está sujeta a Cristo, también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo. 25) Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se dio a sí mismo por ella, 26) para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra, 27) a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada. 28) Así también deben amar los maridos a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. 29) Porque nadie aborreció jamás su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida, así como también Cristo a la iglesia; 30) porque somos miembros de su cuerpo. 31) Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne. 32) Grande es este misterio; pero hablo con referencia a Cristo y a la iglesia. 33) En todo caso, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y que la mujer respete a su marido.

La teología de Pablo acerca del matrimonio comienza con la Palabra de Dios: La Palabra de Dios, quien es Jesucristo; y la Palabra de Dios, que es la inspiración del Antiguo Testamento. Y porque Dios no es un Dios de confusión, su Palabra es coherente. Tiene unidad. De modo que cuando Pablo quiere entender el matrimonio, él va a la Palabra de Dios-a Jesús y las Escrituras. Cuando él une a Cristo y la Escritura para oír la Palabra de Dios acerca del matrimonio, lo que él escucha es un misterio profundo con implicaciones prácticas muy intensas. Y lo que desearía hacer con ustedes esta mañana es explorar este misterio y aplicar dos de sus implicaciones prácticas a nuestras vidas.

Efesios 5:31 es una cita de Génesis 2:24, “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” Luego Pablo agrega en el verso 23, “Grande es este misterio, mas yo digo esto respecto de Cristo y su iglesia.” Pablo sabía algo de Cristo y su iglesia que le llevó a ver en Génesis 2:24 un misterio en el matrimonio. Volvamos a Génesis 2:24 y veamos más de cerca el contexto de este verso y su conexión con la creación.

Según Génesis 2, Dios creó a Adán primero y lo puso solo en el jardín. Luego en el verso 18 el Señor dijo, “No es bueno que el hombre esté solo, le haré ayuda idónea para él.” No creo que esto es un indicio de la comunión de Adán con Dios; ni tampoco es una pista de que el jardín era muy duro de cuidar. El punto es que Dios hizo a Adán para ser un ente sociable. Dios no nos creó para ser sacos de su misericordia, sino conductos. Ningún hombre está completo a menos que esté conduciendo la gracia (como electricidad) entre Dios y otra persona. (Los solteros no deben concluir que esto sólo es posible en el matrimonio.) Debe haber otra persona, no un animal. Por esto en Génesis 2:19-20 Dios dio pareja a los animales frente a Adán para mostrarle que los animales nunca serían una “ayuda idónea para él.” ¡Oh, los animales ayudan mucho! Pero sólo una persona puede ser coheredera de la gracia de la vida. (1 Pedro 1: 4-7). Sólo una persona puede recibir y apreciar, y disfrutar la gracia. Los animales no lo harán. Hay una diferencia infinita entre compartir las luces nórdicas con quien amas, que con un perro.

Por eso, de acuerdo al verso 21, “Entonces Jehová hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Habiendo mostrado al hombre que ningún animal podía ser su ayuda, Dios hizo otro humano de su propia carne y hueso para que fuera como él –y a la vez diferente de él. El no creó otro hombre. Creó una mujer. Y Adán reconoció en ella la perfecta pareja para él- diferente de los animales: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; esta será llamada Varona, porque del varón fue tomada.

Creando una persona como Adán, pero diferente de Adán, Dios proveyó la posibilidad de una unidad profunda que de lo contrario hubiese sido imposible. Hay un tipo diferente de unidad que se disfruta en la unión de partes complementarias que la que se disfruta uniendo dos cosas iguales. Cuando todos cantamos la misma línea de melodía es llamado “unísono”, que significa “un sonido.” Pero cuando unimos diversas líneas de soprano, contralto, tenor y bajo, le llamamos armonía, y todo el que tiene un buen oído sabe que algo más profundo en nosotros es tocado por una gran armonía que por unísono. De modo que Dios hizo una mujer y no otro hombre. El creó la heterosexualidad, no la homosexualidad. La primera institución de Dios fue el matrimonio no la fraternidad.

Noten la conexión entre los versos 23 y 24, señalados por la palabra “por tanto” en el verso 24. En el verso 23 el enfoque se encuentra en dos cosas: Objetivamente, en el hecho de que la mujer es parte en carne y hueso del hombre y Subjetivamente, en el gozo que Adán experimenta al ser presentado a la mujer. “Esto es hueso de mis huesos y carne de mi carne.” Partiendo de estas dos cosas el escritor hace una inferencia sobre el matrimonio en el verso 24: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” En otras palabras, en el principio Dios hizo la mujer del hombre como carne de su carne y hueso de sus huesos, y entonces la trajo al hombre para que descubriera en comunión viva lo que significa ser una sola carne. Entonces el verso 24 muestra la lección de que el matrimonio es simplemente esto: un hombre dejando a padre y madre porque Dios le ha dado una unión con esta mujer y no otra, y descubrir la experiencia de ser una sola carne. Eso fue lo que Pablo vio cuando buscó la Palabra de Dios en las Escrituras.

Pero Pablo conocía otra Palabra de Dios –Jesucristo. Él lo conocía profunda e íntimamente. El había aprendido de Jesús que la iglesia es el cuerpo de Cristo (Ef. 1:23). Por la fe una persona es unida a Jesucristo y a los otros creyentes de modo que “todos somos uno en Cristo Jesús” (Gál. 3:28). Los creyentes en Cristo son el cuerpo de Cristo- somos el organismo a través del cual él manifiesta su vida y en el cual su espíritu mora. Al conocer esto acerca de la relación entre Cristo y su iglesia, Pablo ve un paralelo aquí con el matrimonio.

Él ve que el marido y la mujer se convierten en una sola carne (de acuerdo al capítulo 2 verso 24) y que Cristo y la iglesia se convierten en un solo cuerpo. De modo que él le dice a la iglesia, en 2 Cor. 2:11: “Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo.” Él ve a Cristo como el esposo, a la iglesia como la esposa y su conversión como un acto de desposamiento que él le ha ayudado a llevar a cabo. La presentación de la novia a su esposo sucederá probablemente en la segunda venida de Cristo. Eso también es descrito en Efesios 5:22. De modo que parece que Pablo usa la relación del matrimonio humano, aprendida de Génesis 2, para describir y explicar la relación entre Cristo y la iglesia.

Pero cuando lo decimos de esa manera, algo muy importante queda desapercibido. Esto nos lleva otra vez a donde comenzamos en Efesios 5:32. Después de citar Génesis 2:24 sobre el hombre y la mujer convirtiéndose en una sola carne Pablo dice: “Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia.” El matrimonio es un misterio. Hay más aquí de lo que nuestros ojos pueden ver. ¿Qué es? Pienso que es esto: Dios no creó la unión de Cristo y de la iglesia después del patrón del matrimonio humano; es justo lo inverso, creó el matrimonio humano según el patrón de la relación de Cristo y su pueblo. El misterio de Génesis 2:24 es que el matrimonio que describe es una parábola o símbolo de la relación de Cristo y su pueblo. Dios no hace las cosas por casualidad. Todo tiene un propósito y significado. Cuando Dios se dispuso a crear el hombre y la mujer y ordenar la unión del matrimonio, el no tiró dados o eligió el palito más largo o tiró una moneda. El hizo el patrón del matrimonio con propósito a partir de la relación entre su Hijo y la iglesia, la cual el planeó desde la eternidad. Por tanto, el matrimonio es un misterio-contiene y conlleva un significado mucho mayor que el que se puede ver en el exterior. Lo que Dios ha unido en matrimonio debe ser un reflejo de la unión entre el Hijo de Dios y su novia la iglesia. Aquellos de nosotros que estamos casados, necesitamos sopesar una y otra vez cuán misterioso y maravilloso es que Dios nos ha dado el privilegio de reflejar realidades divinas estupendas infinitamente mayores y mucho más maravillosas que nosotros mismos.

Ahora, ¿cuáles son algunas de las implicaciones prácticas de este misterio del matrimonio? Mencionaré las dos que parecen dominar el pasaje en Efesios. Uno es que los esposos y esposas deben conscientemente imitar la relación que Dios diseñó para Cristo y su iglesia. La otra es que en el matrimonio cada parte debe perseguir su propio gozo en el gozo del otro, esto es, el matrimonio debe ser una base del Hedonismo Cristiano.

Primero, ¿entonces, qué patrón hizo Dios intencionalmente para los esposos y las esposas cuando ordenó el matrimonio como una parábola o imagen misteriosa de la relación entre Cristo y la iglesia? Pablo menciona dos cosas, una a la esposa y una al esposo. A la esposa le dice en los versículos 22-24,

Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo.

De acuerdo al patrón divino las casadas deben tomar su rol especial del propósito de la iglesia. Como la iglesia se somete a Cristo, así las casadas deben someterse a sus maridos. La iglesia se somete a Cristo como su cabeza: Verso 23-“El marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia.” Liderazgo implica al menos dos cosas: Cristo es el suplidor o Salvador y Cristo es la autoridad o líder. “Cabeza” es usada dos veces más en Efesios. Efesios 4:15,16 ilustra la cabeza como el suplidor y Efesios 1:20-23 ilustra la cabeza como autoridad.

Sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre si por todas la coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor. (4:15, 16)

La cabeza es la meta para la cual crecemos y el recurso que permite el crecimiento. Ahora consideren Efesios 1:20-23,

La cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.

Cuando Dios levantó a Cristo de los muertos él lo hizo cabeza en el sentido de que le dio el poder y la autoridad sobre toda otra ley y autoridad, poder y dominio. Por tanto, del contexto de Efesios, el liderazgo del marido implica que de acuerdo a sus posibilidades él debe aceptar la mayor responsabilidad de suplir las necesidades de su esposa (incluyendo las necesidades materiales, pero también protección y cuidado) y él debe aceptar la mayor responsabilidad de autoridad y liderazgo en la familia.

Entonces cuando dice en el verso 24, “Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, también las casadas lo estén a sus maridos en todo” el significado básico de la sumisión sería: reconocer y honrar la mayor responsabilidad del marido de suplir tu protección y sostenimiento; estar dispuesta a ceder a su autoridad en Cristo y estar inclinada a seguir su liderazgo. La razón por la cual digo que la sumisión es una disposición a ceder y una inclinación a seguir es porque la pequeña frase: “como al Señor” limita el rango de la sumisión. Ninguna esposa debe reemplazar la autoridad de Cristo por la autoridad del marido. Ella no puede ceder o seguir a su marido en pecado. Pero aún cuando la esposa cristiana pueda estar firme con Cristo en contra de la voluntad pecaminosa de su marido, ella puede tener un espíritu de sumisión. Ella puede mostrar por su actitud y conducta que a ella no le gusta resistir a su voluntad y que ella anhela para él que él abandone el pecado y que la guíe en justicia de tal manera que su disposición a honrarlo como cabeza puede nuevamente producir armonía. De modo que en esta parábola misteriosa del matrimonio la mujer debe tomar su rol especial a partir del propósito de Dios para con la iglesia en su relación con Cristo. Verso 25: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella” Si el esposo es la cabeza de la mujer, como dice el verso 23, que sea bien claro para todos los esposos que esto significa primordialmente ejercer liderazgo con un amor dispuesto a morir para darle vida a ella. Como Jesús dice en Lucas 22:26, “el que dirige sea como el que sirve” El esposo que se sienta frente al televisor y da órdenes a su mujer como a una esclava ha abandonado a Cristo para seguir a Archie Bunker. Cristo tomó una toalla y lavó los pies de sus discípulos. Si tú quieres ser un esposo cristiano, imita a Cristo y no a Yaba el Jot (personaje de la guerra de las galaxias).

Es cierto que el verso 21 pone esta sección completa bajo el título de sumisión mutua. “Someteos unos a otros en el temor de Dios” Pero no está garantizado el inferir de este verso que la manera que Cristo se somete a la iglesia y la manera que la iglesia se somete a Cristo es lo mismo. La iglesia se somete a Cristo por una disposición de seguir su liderazgo. Cristo se somete a la iglesia por la disposición de ejercer su liderazgo en servicio humilde hacia la iglesia. Cuando Cristo dijo: “el que dirige sea como el que sirve” él no quiso significar que el líder dejará de ser líder. Aún cuando él estaba de rodillas lavando los pies de sus discípulos ninguno dudó de quién era el líder. Ni tampoco ningún esposo cristiano debiera evadir su responsabilidad debajo de Dios de proveer una visión moral y liderazgo espiritual como un siervo humilde de su esposa y familia.

De modo que la primera implicación del misterio del matrimonio como un reflejo de la relación de Cristo y la iglesia es que las esposas deben tomar su rol especial de la iglesia y los esposos deben tomar su rol especial de Cristo. Y dondequiera que encuentre un matrimonio como ese, usted encontrará dos de las personas más felices en el mundo porque sus vidas conformes a la palabra de Dios en las Escrituras y la Palabra de Dios en Jesucristo.

Una implicación práctica final de este misterio del matrimonio: un marido y esposa deben perseguir su propio gozo en el gozo mutuo. Hay escasamente en la
Biblia un pasaje más hedonista que Efesios 5:25-30. Este texto muestra claramente que la razón por la cual hay tanta miseria en los matrimonios no es que los maridos y las esposas están buscando su propio placer sino que no están buscándolo en el placer de sus parejas. Pero este texto nos manda hacer justo eso porque Cristo hace justo eso.

Primero, noten el ejemplo de Cristo en los versículos 25-27:

Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella, (¿por qué él lo hizo?) para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, (¿por qué la limpió?) a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.

Cristo murió por la iglesia para presentarse a sí mismo una novia Hermosa. Él sufrió la cruz por el gozo del matrimonio que estaba puesto ante él. ¿Pero cuál es el gozo final de la iglesia? ¿No es el ser presentada como una novia al Cristo soberano? De modo que Cristo buscó su propio gozo en el gozo de la iglesia. Por tanto, el ejemplo que Cristo pone para los esposos es buscar el gozo en el gozo de sus esposas.

El verso 28 hace esta aplicación explícita. “Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida...” Pablo reconoce una de las piedras angulares del Hedonismo Cristiano: “Nadie aborreció jamás a su propia carne.” Aún aquellos que cometen suicidio lo hacen para escapar de la miseria. Por naturaleza nos amamos a nosotros mismos, esto es, hacemos lo que pensamos en el momento nos hará felices. Y Pablo no construye una presa contra el río del hedonismo; el construye una canal para él. Él dice, maridos y esposas, reconozcan que en el matrimonio se han convertido en una sola carne; por tanto, si vives para tu placer privado a expensas de tu pareja, estás viviendo en contra tuya y destruyendo tu gozo más grande. Pero si te dedicas con todo tu corazón al gozo santo de tu pareja estarás también viviendo para tu gozo y haciendo un matrimonio según la imagen de Cristo y su iglesia.

A pesar de que mi testimonio personal no puede agregar ningún peso a la Palabra de Dios, quiero dar mi testimonio de todas formas. Descubrí el hedonismo cristiano el mismo año que me casé, en 1968. Por quince años Noel y yo, en obediencia a Cristo, hemos perseguido tan apasionadamente como podemos los gozos más profundos y duraderos. Todo esto en imperfección, todo también con un corazón dividido en algunos momentos, hemos vigilado nuestro propio gozo como un cazador, en el gozo mutuo. Y podemos testificar juntos: allí es donde se encuentra el premio. Y creemos que haciendo del matrimonio una base para el hedonismo cristiano, cada uno desarrollando su rol ordenado, el misterio del matrimonio como una parábola de Cristo y de la iglesia se vuelve manifiesto para Su gran gloria. Amén.

© Desiring God

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